lunes, 25 de abril de 2016

La escuela ya no es lo que era: el virtualumn@

Virtualumn@s

O los nuevos pobladores de aulas

1. Nombre y descripción física del mutante.
2. Lugar de origen.
3. Personalidad.
4. Aliados y enemigos.
6. Poderes, destrezas y habilidades.
7. Vulnerabilidades.


El virtualumn@ es un humano adolescente que puebla durante meses las aulas del siglo XXI. No vive allí, solo pasa en ese lugar siete horas apenas espaciadas por un timbre que marca el intercambio de tareas. Los virtualumn@s son muy parecidos por fuera. Casi todos compran sus trajes en las mismas tiendas, se peinan de forma parecida, llevan las mismas zapatillas... Y llevan un smartphone en el bolsillo. Está prohibido en el instituto, pero ellos se las arreglan para estar conectados a través del aparato. Se sienten incómodos en el aula. Las paredes están vacías, todas las sillas miran hacia una pizarra verde que no se ilumina, ni admite aplicaciones, ni responde ante el deslizamiento de sus dedos.

Los virtualumn@s son nativos digitales, hijos de inmigrantes digitales en el mejor de los casos; en el peor, saben mucho más de lo que sucede en el mundo virtual que sus progenitores. Están aislados de los adultos, también de la mayoría de sus profesores. Su mundo empieza y acaba detrás de una pantalla en la que exhiben solo aquello que les gusta ser, hacer o parecer y que en muchas ocasiones es solo pura apariencia, solo virtual.

Algunos viven tan intensamente la vida virtual que no tienen vida fuera de la pantalla o de las redes sociales que tejen en la red. Saben lo que les gusta y lo que no, pero solo de lo que conocen, y no es mucho; casi toda la información que reciben está filtrada por los cientos de "likes" de sus amigos virtuales. Es difícil extraerles una opinión verdadera de lo que pasa a su alrededor... Demasiada contaminación en forma de #trending topic.

Y tienen como aliados a sus peores enemigos, a todos los que miramos hacia otro lado y no les mostramos el mundo real. Los padres que no les enseñan a equilibrar el mundo virtual y el de la vida auténtica (es tan cómodo tenerlos callados detrás de la pantalla cuando son pequeños, y da tanto vértigo saber qué esconden cuando se hacen mayores). Los profesores que prohíben, se quejan y se empeñan en que el "móvil" tiene la culpa de que no se concentren, de que no les interese nada, de que no les escuchen, de que no aprendan nada... y, por supuesto, el resto de virtualumn@s que como ellos siguen cómodos viviendo una vida estupenda pero inútil si no te sirve para mejorar tu vida real.

Son muy poderosos. Tienen el presente y el futuro en sus manos. Ahí, en esos aparatos que manejan por instinto y que son la herramienta del cambio. La conectividad les hace diferentes a la generación que les precede y aún  no se han dado cuenta.

Y son muy vulnerables. Se les han adelantado. Y necesitan huir de esa isla virtual en la que son manejados por quienes han descubierto antes que ellos su poder para multiplicarse y consumir. El virtualumn@ es poderoso en su mundo, parece invencible. Pero es tan frágil en la vida que necesita que otros velen por sus intereses.

Algunos profesores, padres, maestros... se están abriendo hueco en sus entornos para intentar enseñarles a equilibrar fuerzas y prepárales así para el mundo real.



domingo, 17 de abril de 2016

¿Dentro o fuera? Primeras reflexiones sobre la educación expandida.

Carta al vacío

Es escribir a alguien
o lanzarse al silencio,
a nadar en lo oscuro,
a encender una llama
aunque ahoguen las dudas.
¿Carta a lo que no existe?
Hay buzones alados
que se disparan solos
y un correo sin pistas
ni trayecto seguro.

Eludir el camino
que todos conocemos.
Seguir hacia adelante
ruta de los que intentan
lo que nunca pensaron
y se sienten felices
porque hay algo distinto,
porque se desvanece
de pronto lo que sobra
y no existe el vacío
si queremos colmarlo.

Ernestina de Champourcín

El nuevo siglo ha supuesto muchos cambios, casi todos en torno a una nueva sociedad tecnológica, hiperestimulada, con altas capacidades pero baja autoestima. ¿Sabemos de verdad qué tenemos entre las manos?

Se puede aprender en cualquier momento y en cualquier lugar, pero hay que mirar con los ojos de querer saber mucho y quitarse las gafas de quien lo sabe todo.

-"¿Esto hay que aprendérselo de memoria?"
- "No."
- "Entonces, ¿cómo me lo estudio?"

Cuando comprendamos que solo aprenderá lo que quiera saber, que lo demás irá a buscarlo cuando lo necesite aunque el camino sea más largo y tortuoso; cuando entendamos que ellos no son como éramos nosotros, solo entonces podremos enseñar a aprender.






viernes, 15 de abril de 2016

Veroprofe soy yo.

Mi nombre es Verónica Padilla y soy profesora de Lengua Castellana y Literatura en el IES La Mola de Novelda, una pequeña ciudad de Alicante. Me apasiona mi trabajo y no me canso nunca de aprender cómo facilitar el aprendizaje de mis alumnos.

Lo que más me gusta es contagiarles esta pasión mía por las palabras y cómo a veces nos traicionan, nos ayudan a salir de un aprieto, nos enamoran, nos comprometen, nos llevan de viaje por otros lugares, nos hacen imaginar seres o sensaciones que no podríamos conocer o experimentar de otra manera.

No es la primera vez que empiezo un MOOC, pero como soy multitarea no siempre puedo acabar todas las que comienzo... De hecho aún no tengo ninguna "medallita de INTEF", aunque aprendí un montón de cosas con los MOOC "Enseñar y evaluar la competencia digital" y "Aprendizaje Basado en Proyectos".

En mi instituto me siento la abanderada de la innovación educativa, o al menos de intentar hacer las cosas de otra manera; y he logrado involucrar a algunos compañeros en algunas experiencias como Alia2 en La Mola, que participa por segundo año consecutivo en el concurso de blogs educativos de Espiral.

Me lanzo al vacío de la Educación Expandida, no sé muy bien de qué se trata, pero sorprenderse es el primer paso para aprender. ¡Adelante!

¿Que qué producto cultural definiría mi tarea docente diaria? Buena pregunta.

Cada día entro en clase con la ilusión de que mis alumnos aprendan algo nuevo, aunque sea una sola cosa, aunque no sea siempre lo que yo intento... Es difícil, pero merece la pena. Intento con todas mis fuerzas que sepan lo feliz que me hacen sus progresos, lo que me apena que tiren la toalla, lo que me preocupan sus obstáculos...

¿Que si tengo una palabra? ¡Claro que sí!